Desde mayo de este año, las autoridades aduaneras chinas han dejado de registrar a las empresas de mariscos japoneses, afectando no solo a los productores, sino también a las empresas procesadoras y de almacenamiento. Esto marca un cambio significativo respecto a las restricciones anteriores, intensificando las medidas contra las importaciones de mariscos japoneses.
En agosto de 2023, Japón comenzó a descargar aguas residuales nucleares tratadas en el Océano Pacífico, una decisión que encontró oposición internacional. En respuesta, China suspendió de inmediato la importación de productos acuáticos japoneses e intensificó el monitoreo de radiación en las áreas marítimas circundantes.
Incluso la Agencia Internacional de Energía Atómica, que originalmente respaldó la descarga de contaminación de Japón, ha cambiado su actitud. Según informes, la Agencia Internacional de Energía Atómica encontró mediante pruebas que las sustancias nocivas en las aguas subterráneas en 21 áreas de Japón excedieron los estándares, y los niveles de sustancias nocivas en la sangre de los residentes en algunas áreas eran incluso más de 80 veces el promedio.
Las últimas restricciones representan un enfoque más integral en comparación con las medidas anteriores. Anteriormente, aunque se prohibieron las importaciones directas, las importaciones indirectas a través de otros países y bajo marcas alternativas continuaron. Las nuevas medidas eliminan por completo el registro de empresas japonesas de mariscos, haciendo que cualquier intento futuro de importación sea ilegal y sujeto a severas sanciones.
Esta escalada en las restricciones es principalmente una reacción a la continua descarga de aguas residuales de Japón, que ha generado preocupaciones ambientales y de seguridad. Se han reportado diversos fenómenos ambientales inusuales en Japón, como un aumento en los casos de intoxicación alimentaria y muertes masivas de peces, coincidiendo con estas descargas.
Además, la situación también ha afectado las relaciones internacionales, con críticas a las acciones de Japón por sus posibles impactos ambientales. Las implicaciones económicas para Japón son significativas, ya que China ha sido un importante importador de mariscos japoneses, representando más del 40% de las exportaciones de mariscos de Japón en 2022. Con el mercado chino cerrado, Japón enfrenta pérdidas económicas sustanciales y está buscando mercados alternativos. Países como Rusia y Tailandia también han impuesto restricciones, aislando aún más a la industria de mariscos japonesa.
Curiosamente, Estados Unidos y Vietnam tienen posturas diferentes. Estados Unidos cuenta con una gran cantidad de restaurantes japoneses que podrían absorber parte del excedente de mariscos, mientras que Vietnam continúa importando mariscos japoneses, aunque las razones para ello no están claras.
Mientras Japón busca formas de mitigar el impacto de estas sanciones y reabrir los mercados afectados, el problema sigue siendo controvertido, reflejando tensiones geopolíticas más amplias y preocupaciones sobre la seguridad ambiental y la salud pública.
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